La Eurocopa 2008 fue el escenario para otra de sus gestas. “El holandés errante” ha llevado a Rusia hasta las semifinales y ha convertido a su equipo en la sensación de un torneo internacional… una vez más.
Sus equipos no solo suelen ser sorprendentes, sino también derrochan energía, juegan sin complejo ante los grandes, ofensivos, valientes e ilusionan a un país.
Guus Hiddink le ha dado la vuelta al mundo en los últimos años, logrando éxito tras éxito, su personalidad lo ha convertido en un personaje idolatrado en países como Corea del Sur o Rusia, y se ha ganado el respeto como uno de los mejores entrenadores del mundo.
Nació el 8 de noviembre de 1946 en Vaarsefeld, Holanda, un pequeño pueblo en el este del país de tan solo 6 mil habitantes y donde hoy se ubica el Guuseum, un museo de su carrera creado en el 2002 por su ciudad natal.
Desde niño el fútbol fue su gran pasión, su padre fue futbolista y algunos de sus 5 hermanos también. De joven compartía su pasión por el deporte con el tiempo que pasaba en la granja de su abuelo “me encanta el olor a boñiga” solía decir el novel Guus que pensaba en dedicarse a la granja hasta que el deporte le hizo un guiño.
Sus primeros pasos de jugador los combinaba siendo instructor de deportes para niños con problemas de aprendizaje. Su carrera deportiva fue bastante discreta, algunos incluso lo recuerdan como un jugador “vagabundo” en el campo.
Tras empezar en el equipo juvenil de su pueblo, Hiddink, quien jugaba como centrocampista, firmó por el De Graafschap en 1967 jugó 3 temporadas antes de tener un breve paso por el PSV Eindhoven, estuvo solo una temporada en la que no pudo tener mucha regularidad, por lo que regresó al De Graafschap para jugar ahí hasta 1976.
Su tendencia de trotamundos empezó desde su época de jugador, estuvo un par de años en Estados Unidos, jugando para los Washington Diplomats y el San José Earthquakes, antes de regresar a Holanda, primero con el NEC y luego al De Graafschap para retirarse en 1981.
Como entrenador empezaría en el equipo de toda su vida, De Graafschap, ahí fungía como asistente técnico y empezó a demostrar su capacidad. Ocuparía el mismo puesto en el PSV Eindhoven entre 1983 y 1987, año en que se le confió el puesto de director técnico.
Su presencia en el equipo de la Phillips catapultó al club al primer mundo futbolístico, lo puso a la altura de los otros dos grandes holandeses, Ajax y Feyenord. Con Hiddink el PSV fue campeón de Europa en 1988. Además logró entre el 87 y el 90 tres títulos de la liga holandesa.
Su buen desempeño lo llevo primero al Fenerbahçe turco y luego al Valencia español, hasta llegar en 1995 al puesto de seleccionador de su país. Con Holanda siguieron los éxitos, Hiddink lidero a un equipo de talentosos jugadores hasta la semifinal del Mundial de Francia 98, en la cual perderían ante Brasil en penales.
Regresaría a dirigir a clubes, aunque pasó poco tiempo por el Real Madrid, con el que ganó la Copa Intercontinental, y el Betis en España, hasta que una nueva oportunidad en selecciones le seduciría. En 2000 Guus se hizo cargo de la selección de Corea del Sur, dos años antes de que los asiáticos fueran anfitriones, junto a Japón, del mundial del 2002.
Ahí retomaría su exitoso paso por la selecciones nacionales, cuatro años después de llevar a su país a las semifinales, Hiddink puso a Corea del Sur en el mapa futbolístico, colocándolo en semifinales.
Guus se convirtió en un héroe nacional en Corea, levantaron estatuas suyas y se escribieron 16 biografías de él, pero fiel a su estilo siempre se quitó meritos, siempre dijo que era un logró de los jugadores.
Esa es su personalidad, “no le gusta ser el centro de atención, pero cuando habla tiene una presencia impresionante, todos le ponen atención” asegura el periodista holandés Simon Kuper. Nunca entra en pánico, tiene mucho sentido del humor y su gran conocimiento del ser humano le permite hacer creer a sus jugadores en que se pueden lograr éxitos que parecen inalcanzables.
Su éxito en Corea del Sur lo convirtió en el primer extranjero en ese país en recibir la ciudadanía honoraria. También el estadio de Gwangju fue rebautizado con su nombre luego del mundial 2002 y entre otros beneficios tiene una villa privada en la isla de Jeju y vuelos gratis para el resto de su vida con Korean Airlines y Asiana Airlines.
En el 2003 decidió regresar al PSV Eindhoven, donde siguieron los éxitos, llevó al equipo a las semifinales de la Champions League y logró dos títulos más en la liga holandesa.
En 2005 fue nombrado técnico de la selección de Australia, decidió dirigir al mismo tiempo al PSV y a los Socarros, algo que estaba permitido en los términos de sus contratos.
El 16 de noviembre de ese año, Australia logró su clasificación a un mundial tras 32 años de ausencia, tras vencer en los penales del repechaje a la selección de Uruguay. Ese partido se jugó un miércoles laborable, a las 10 de la mañana de Holanda, donde casi un millón de personas se sentaron frente al televisor a ver que era capaz de hacer Guus.
Con ese éxito y su personalidad, Hiddink se ganaría nuevamente el cariño de un país, donde le pusieron el apodo de “Aussie Guus”, entre algunos de los slogans publicitarios de la selección australiana previo al mundial del 2006 era “In Guus we trust” e incluso cuando Rusia empezó a negociar su contratación un periódico australiano hizo una cómica campaña para incluir un impuesto Guus, para poder retener al técnico en la selección.
En el mundial de Alemania 2006 Hiddink sorprendería otra vez a los expertos, un magnifico equipo australiano pasó a la segunda ronda, perdería en los octavos de final ante Italia gracias a un penal inexistente señalado en el último minuto en una supuesta falta a Fabio Grosso, los italianos avanzaron a cuartos y luego fueron campeones del mundo, “el holandés errante” terminaría así su experiencia australiana.
Tras el mundial, Hiddink se hizo cargo de la selección de Rusia, por un salario de $2.5 millones por año. Su llegada estuvo llena de polémica, muchos decían que llegaba por la plata y otros que para dirigir a la selección rusa había que saber no solo de fútbol, sino conocer la cultura de ese país… Hiddink sorprendió otra vez.
Tras un lento inició en la eliminatoria, el equipo ruso logró clasificarse a la Eurocopa del 2008 con un triunfo en la última jornada 1 por 0 ante andorra, Rusia dejó fuera a la selección de Inglaterra del torneo continental, curiosamente, los ingleses habían tratado de contratar a Hiddink tras la salida de Sven Goran Eriksson, pero su oferta llegó cuando el holandés ya había firmado con los rusos.
Para la Eurocopa de Austria y Suiza, Hiddink renovó a la selección rusa, junto un grupo de talentosos jóvenes, que se convertirían en la sensación del torneo. Rusia llegó hasta las semifinales, donde perdió con España 3 por 0, pero antes deslumbró con su fútbol en los cuartos de final, venciendo a Holanda 3 por 1 en los tiempos extra.
En los últimos meses Hiddink rechazó una millonaria oferta del Chelsea y ha decido quedarse dirigiendo a la selección rusa, a la que tratará de llevar al mundial de Sudáfrica 2010, el que sería su cuarto mundial con cuatro equipos diferentes, un récord solo superado por Bora Milutinovic que lo hizo en 5 ocasiones entre México 1986 y Corea y Japón 2002.
A finales de junio el holandés rechazó otra oferta, una del presidente ruso, Dmitri Medvedev, para obtener la nacionalidad de ese país, “Lo importante es que aquí me siento como en casa”, dijo el entrenador de 61 años.
Ahora Guus lleva una vida tranquila, le gusta pasear por su pueblo natal en su Harley Davidson, tiene una propiedad en Eindhoven y otra en Ámsterdam, donde pasa tiempo con su pareja, Elizabeth, oriunda de Surinam. Habla inglés, español, alemán y holandés, y tras dirigir en Corea y en Rusia parece difícil que el idioma le complique su labor profesional en algún país.
Aunque no ha tenido partidos oficiales en los últimos días Hiddink sigue activo. La primera semana de julio asistió a la inauguración de un estadio que lleva su nombre, dedicado a los invidentes de la ciudad de Pohang en Corea del Sur.
Este segundo campo de fútbol que la Fundación Hiddink construye en Corea del Sur tras el primero inaugurado en julio de 2007 en Chungjoo. Este es el reto humanitario del holandés, en el 2003 arrancón con la Guus Hiddink Foundation, una organización que pretende ayudar a los niños con dificultades sociales y económicas en Corea del Sur.
La colaboración humanitaria es algo presente en la familia Hiddink, su padre, Gerrit, ayudó a ocultar judíos durante la ocupación alemana en Holanda en la segunda guerra mundial.
Otra muestra de su personalidad la dio en 1992 cuando dirigía al Valencia, el técnico holandés ordenó a un empleado del club español que retirase de las gradas una bandera nazi, al considerar que incitaba a la violencia, bajo amenaza de no iniciar el encuentro.
Hiddink fue futbolista de una generación que era representada por la naranja mecánica de Johan Cruyff, y ese estilo es el que ha tratado de llevar a todos los rincones del mundo donde ha dirigido. A los holandeses, una de las sociedades más aficionadas al fútbol del mundo, no les interesa mucho la pasión con que se juega, no es tan importante ganar como con la belleza con que se juega.
Tras la derrota en penales ante Brasil en la semifinal del mundial de 1998, Hiddink dio fe de ese estilo con sus declaraciones “Nuestro estilo, nuestra filosofía, ha impresionado al mundo y eso es de lo que estoy orgulloso… no sé si estaría contento ganando un mundial de una forma fea, no podemos hacer eso” sentenció.
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